1er. tiempo: El estudiante en la Universidad de Viena.
El ingreso de Freud a la Universidad plantea la pregunta obligada por su vocación. Como dice Rodrigué , la gama de oportunidades en la época era sumanente reducida: industria , comercio, derecho y medicina. En su autobiografía Freud reconoce que :»En aquellos años no había sentido una particular preferencia por la posición y la actividad del médico; por lo demás, tampoco la sentí mas tarde. Más bien me movía una suerte de apetito de saber, pero dirigido más a la condición humana que a los objetos naturales»(Freud 1925:8)(*). Por tanto no había mucho para elegir; reconoce que la decisión tuvo que ver con una conferencia del profesor C. Brühl donde leyó el ensayo de Goethe sobre la Naturaleza.
Freud ingresa a la Universidad de Viena a estudiar medicina en 1873 cuando tenía 17 años, egresando a los 25. Sabemos por Jones que conoció a Brücke en primer año (Jones 1957,1:47) tomando el curso de Fisiología de la voz y del lenguaje. Tiene una carga de 51 horas semanales y pretede además ingresar a la Facultad de letras y hacer las dos careras de manera paralela. Tres años después es becado para ir a la Estación Zoológica Experimental de Trieste. Dicha experiencia se constituye en un episodio de singular importancia para Freud.
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(*) Incluso, posteriormente cuando su hija Anna le pregunta sobre seguir medicina, Freud la desautoriza de manera enfática.
La beca le es renovada al año siguiente dado el entusiasmo y la capacidad investigativa de Freud. El artículo de investigación sobre el órgano de Syrski es presentado en la Academia de Ciencias y publicado posteriormente. Sin embargo Freud estaba desilusionado, no sintió que hubiese hecho una aportación significativa al desarrollo de la ciencia y culpa al Prof.Carl Claus . Freud pasa entonces del Laboratorio de zoología al de fisiología de Brücke «la mas alta autoridad con quien me haya encontrado jamás», incorporándose al mundo científico que para él era la Escuela médica de Helmholtz en la cual militaban Du Bois-Reymond, Brücke, Helmholtz («uno de mis ídolos»), Ludwig y que animaba un «verdadero espíritu de cruzada». Es admitido en el Instituto de Fisiología con el cargo de famulus, alumno-investigador. En 1878 publica un extenso trabajo en el boletín de la Academia de Ciencias.
Freud se convierte rápidamente en un materialista extremo al grado de que en una asociación estudiantil adopta una actitud ruda con un estudiante de filosofía, » se llegó incluso a hablar, por un momento, de la posibilidad de un duelo» (Jones 1957,1:54). No es la única vez que Freud va a tener este tipo de altercados – en general, a causa del antisemitismo imperante – marcando una distancia signficativa con respecto a su padre.
En 1881 Freud rinde los tres examenes finales, no le fue muy bien en los dos primeros (química y medicina general) pero si en el tercero, de especialidades médicas, donde obtiene la máxima calificación. Recibirse no implicó cambios sustantivos, continuó trabajando con Brücke de tiempo completo. Fue promovido a la posición de «demostrador», una especie de jefe de trabajos prácticos.
En 1882, por consejo del maestro abandona el laboratorio e ingresa en el Hospital General de Viena, sin embargo ello no significa distanciarse de la universidad ya que allí recorrerá diversas clínicas que dependían de la casa de estudios. El cambio tuvo que ver directamente con la necesidad de adquirir experiencia clínica que le permitiera dedicarse a la consulta privada ya que el sueldo de la universidad no le alcanzaba para constituir una familia.
2do. tiempo : La exitosa y frustrante carrera docente
Freud pasa así de un departamento a otro durante tres años: cirujía, clínica médica, psiquiatría, dermatología y oftalmología. Había ingresado como Aspirant ( la posición más inferior-asistente clínico) siendo promovido a Sekundarartz en 1883 cuando ingresa a la Clínica de psiquiatría de Meynart, fundador de la misma en 1870. Al año lo ascienden a Sekundarartz Superior y para el 85 ha sido nombrado Privatdozent (docente adscrito), codiciado título cuyo salario tampoco le permitía una vida tranquila. Rodrigué opina que «el período del pabellón de Meynart haya sido el momento del giro de Freud hacia la «cosa» psicológica» (Rodrigué 1996,1:155).
Este nombramiento reviste su importancia. Se puede decir que Freud llega realmente al escalón en el cual comienza su carrera docente por tanto se trata de un nombramiento muy deseado. Pero también, dicho cargo le posibilita a Freud presentarse y ganar una beca de viaje del Fondo de Jubileo de la Universidad. En usufructo de la misma, se dirige a París donde por seis meses estudia y trabaja en la Salpetrière bajo el alero de J. M. Charcot. A su regreso a Viena, Freud presenta un informe sobre los estudios realizados dirigido «Al honorable Colegio de profesores de la Facultad de Medicina y que firma orgullosamente como docente adscrito de neuropatología de la Universidad de Viena. El informe da cuenta – entre otras cosas – de dos «detalles» que no deben haber caído muy bien a la Facultad de Medicina y al cuerpo de profesores que habían visto en Freud un discípulo fiel, capaz, sistemático, inteligente y brillante como para otorgarle una beca de estudio: El primero, es la mención de Charcot como una autoridad de alto vuelo en la materia y a la cual Freud se afilia «como admirador incondicional». El segundo , en palabras de Strachey, es «el desplazamiento del interés científico de Freud de la neurología a la psicología», en diciembre de 1885. Comienzan así, una serie de desencuentros entre Freud y sus antiguos maestros que lo inquietarán durante varios años.
Sin embargo, las controversias que adoptan la fisonomía de discusiones científicas, no le impiden que comience el dictado de conferencias en la Universidad de Viena. Años más tarde es a su vez nombrado Profesor Extraordinarius (profesor asociado) en 1902 (Strachey 1976 b:5). Estos nombramientos resultan a Freud como reconocimientos de compromiso, de alguna manera la Universidad de Viena muestra toda su ambivalencia al otorgarlos, Freud reconocerá treinta años después que su pertenencia a la Universidad ha sido «sólo perisférica»(Freud 1933 a:5).
3er. tiempo: La conquista del oeste: La Clark University
Con motivo del festejo de los 20 años de la Universidad, Stanley Hall, presidente de la misma, invita a Freud a dictar un ciclo de conferencias sobre psicoanálisis. La fecha inicial se vió pospuesta a pedido de Freud ya que «no se consideraba lo bastante rico como para perder tres semanas de consultorio en Viena». Rechaza inicialmente la invitación: «América debía procurar dinero, no costar dinero» (Jones 1957,2:65). Sin embargo, la idea entusiasmó a Freud aunque trataba de quitarle importancia. Ante la noticia de la postergación de los festejos, Freud acepta e invita de inmediato a Ferenczi para que lo acompañe . Se entera al poco tiempo de que también Jung había sido invitado por lo cual los tres realizan planes para viajar juntos. «Admito que esta impresión es la más intensa de los últimos años(…) y no hago más que pensar en ello. …he de ir a América,¡no desde luego por dinero, sino obedeciendo a una llamada que me honra!» (Freud-Jung 1978:258) A Pfister le dice que se siente como Colón. Durante la travesía, comenta Jones, «los tres compañeros analizaron mutuamente sus sueños -primer caso de análisis de grupo -«(Jones 1957,2:67).
Llegan a Nueva York a fines de agosto de 1909 , estadía que se extendería por un mes. «No saben que les traemos la peste», le comenta a Jung (Lacan 1956,1:386). Ya Freud había hecho algo similar con el «flagelo de la cocaína». La primera semana está destinada a visitar algunos lugares claves – museos, barrios típicos y van al cine por vez primera- , para lo cual contaron con la compañía y la guía entusiasta de Jones y Brill. Este último le muestra a Freud la Universidad de Columbia. Luego se dirigen a Boston y Worcester, destino académico del viaje, alojándose Freud en la casa de Stanley Hall.
La llegada de Freud era esperada en el medio especializado con cierta impaciencia ya que había diversos profesores que algo conocían de los textos freudianos.
Las cinco conferencias se constituyeron posteriormente en un claro ejemplo de lo que podría ser una síntesis del psicoanálisis mismo. Fueron preparadas cada mañana en un recorrido que Freud y Ferenczi realizaron por el campus universitario. Freud dirá » La mañana del día en que yo iniciaba mis conferencias, paséabamos frente a los edificios de la universidad y le pedí (a Ferenczi) que me propusiese el tema sobre el cual yo hablaría, y él me bosquejó lo que media hora después expuse como improvisación. De ese modo (Ferenczi) participó en la génesis de las Cinco conferencias » (Freud 1933 d:227).
Jones concluye » Resultó especialmente emocionante el momento en que Freud se puso de pie para agradecer a la Universidad el título de doctor que le había sido otorgado al término de la ceremonia. El recibir honores luego de tantos años de ostracismo y desprecio parecía un sueño, y estaba visiblemente conmovido al pronunciar las primeras palabras de su breve discurso: ‘Esto constituye el primer reconocimiento oficial de nuestros esfuerzos’ «(Jones 1957,2:68). A su vez Rodigué da cuenta: «La ceremonia incluyó una tremanda cantidad de ritos e indumentarias pintorescas con todo tipo de togas carmín y birretes cuadrados con borlas de oro»(Rodrigué 1996,1:521).
Cumplidas las responsabilidades oficiales y antes de retornar a Nueva York para el regreso a Europa, la comitiva visitó las cataratas del Niágara y pasó unos días en Lake Placid , donde se ubicaba la casa de campo de Putman. Fue allí donde Freud vió finalmente un puercoespín (Jones 1957,2:70). Este no es un hecho menor ni anecdótico : Freud había dicho en Europa que ante una responsabilidad importante -presentar sus conclusiones ante un público incierto – había que quitarle un tanto la atención al asunto , cosa que había expresado en la fórmula que daba cuenta de un desplazamiento, de ir a «América con la esperanza de ver un salvaje puercoespin y pronunciar además algunas conferencias» (Jones 1957,2:70). Sin embargo, la elección del puercoespin como objetivo primero del viaje no puede resultar en una elección al azar. Sabemos que posteriormente Freud vuelve a introducir al dichoso animalito en sus consideraciones sobre «el modo en que los seres humanos en general se comportan afectivamente entre sí. Según el famoso símil de Schopenhauer sobre los puercoespines que se congelaban, ninguno soporta una aproximación demasiado íntima de los otros «(Freud 1921:96).
El puercoespin es entonces un claro referente a ciertas cercanías entre los humanos por lo que podría aludir a una multiplicidad de determinaciones. En este caso, dos son de particular interés: la primera, y en lo más inmediato, tiene que ver con el nutrido grupo de psicoanalistas viajeros que durante un mes se la pasaron demasiado juntos , clavándose una y otra vez las espinas (interpretándose los sueños) y tomando distancias prudentes, y ante las amenazas imaginarias del entorno tentaban a juntarse para defenderse. La segunda en lo institucional, hace a la manera en cómo el psicoanalisis se ubicaba en el espacio científico – en especial universitario, en este caso – ya que el ostracismo de Freud y de la teoría, mostraba cómo el propio psicoanálisis era vivido por Freud como un puercoespin, que en tanto hablaba no podía dejar de clavarle sus puas a todo otro especimen del mundo circundante, a la filosofía, a las psicologías, a la biología y neurofisiología, etc., pero a su vez no podía tampoco prescindir del reconocimiento del medio especializado.
Y Freud, que se ufanaba de no transar en las palabras, terminaba diciendo cosas terribles, justificadas en aquello de destruir ilusiones, lo que contribuía a alejarlo de aquellos lugares soñados de reconocimiento social. A su regreso, le confía a Jones: «Estados Unidos es un error; un error gigantesco, es cierto, pero de todos modos un error»(Jones 1957, 2:72).
Debe recordarse que una preocupación análoga tiene lugar durante el dictado de la segunda conferencia. El tema elegido era aquel del conflicto constituitivo del psiquismo, la lucha entre la represión y el retorno de lo reprimido. A Freud se le ocurre poner un ejemplo para que dicha mecánica pueda ser más asequible a los asistentes; única conferencia en el cual Freud desea volverse particularmente didáctico.Para ello recurre a un ejemplo de la propia sala señalando que si hay allí un alborotador que perturba el normal desarrollo de la conferencia y la escucha de los presentes, correspondería expulsarlo de la sala. Colocado en el exterior el sujeto intentaría re-ingresar al recinto. Ante semejante afrenta la reacción natural sería asegurar la puerta de entrada. Pero este individuo insistiría en su reincorporación y armaría harto jaleo afuera para llamar la atención, lo que ocasionaría que la conferencia de todos modos, tampoco podría continuar normalmente, requiriéndose de una transacción la que autorizaría el reingreso a condición de un comportamiento acorde a las normas académicas del lugar.
Creo que en la línea señalada y descontando que no es necesario suponer ninguna revuelta entre los presentes con motivo de los temas planteados por Freud, es posible interrogarse acerca de este lugar de lo barullento que es institucionalmente expulsado y a partir de lo cual cierta transacción debe ser hecha para que pueda ser reincorporado. En todo caso, si se les va a meter «la peste», es lícito suponer cierto movimiento de protección sanitaria de la comunidad generando el ostracismo al cual Freud y su psicoanálisis había sido sometido. La Clark University funge en esta cartografía del deseo como el lugar de la transacción: el psicoanálisis es admitido nuevamente en el espacio científico y universitario, reconocidos sus desarrollos e investigaciones, alabados sus aportes, a condición de una cierta «convivencia» con el mundo especializado. Lo cual no deja de plantear el problema de la represenciación consciente y de la adecuación a una cierta realidad que diluye el conflicto en tanto el individuo re-ingresado ya no puede volver perturbar el espacio académico, su condición lo muestra. A su vez , en tanto ha sido admitido por el colectivo con su discurso, no puede volver a ser echado del recinto.
En suma, la experiencia de la Clark University se constituye en un acontecimiento en la historia del psicoanálisis ya que puntúa un momento y crea un futuro nuevo. De hecho, al año siguiente Stanley Hall le escribe a Freud para informarle que en el Congreso de Psicología de Harvard, «se había dedicado toda una tarde al psicoanálisis»(Rodrigué 1996,2:29).
4to. tiempo: La seducción comunista.
«Freud – cuenta Jones – me sorprendió no poco al decir que había mantenido recientemente una entrevista con un fogoso comunista, quien lo había convertido ‘a medias’ al bolchevismo, como entonces se decía. Le había dicho que el advenimiento del bolchevismo daría por resultado algunos años de miseria y caos, que serían seguidos luego por una era de paz universal, prosperidad y felicidad. Y agregaba Freud: ‘Le dije que creía en la primera mitad de la predicción’ «(Jones 1957,3:27).
El chiste, típico de Freud, pone de manifiesto su escepticismo acerca de las posibilidades de un cambio social radical con efectos tan beneficiosos , así como también muestra los vínculos que el propio Freud matenía con algunos militantes comunistas. En esta época Viena era un lugar tan convulsionado como cualquier otro de Europa. Freud no dejaba de tener amistades vinculadas a los círculos políticos mas diversos. Para nadie era ajeno que A. Adler había presentado tiempo antes, en una reunión científica de los miércoles, un trabajo titulado «Sobre la psicología del marxismo»(Sociedad psicoanalítica de Viena 1980,2:163) . En dicha ocasión Freud fue el primero en hacer uso de la palabra – detalle totalmente desacostumbrado en él ya que siempre esperaba que otros se expresaran primero para luego poder opinar – para marcar en forma categórica la distancia que había que mantener con dichos planteos dado que la actitud «solo puede ser receptiva». Freud deseaba a toda costa evitar apasionamientos y desviaciones, manteniendo al psicoanálisis y a la sociología separados. Esta actitud podrá ser observada también diez años después, como se verá.
El caso es de que la alternativa de enseñar psicoanálisis en la universidad se ve incrementada considerablemente bajo un gobierno bolchevique. Los cambos sobrevenidos en Europa central hacia finales de 1918, centraron la atención de Freud en los movimientos de Ferenczi en Budapest.
En esa época, a partir de la ansiosa espera por parte de Ferenczi de cierto reconocimeinto oficial, Freud le escribía, «mantenga una actitud reservada. A nosotros no puede venirnos bien ninguna clase de existencia ofical y necesitamos ser independientes en todo sentido. Tal vez tengamos razón en decir: Dios nos proteja de nuestros amigos. Hasta ahora nos hemos manejado exitosamente con nuestros enemigos. Hay además algo que se llama el futuro, en el que nuevamente encontraremos algún lugar. Estamos y debemos mantenernos alejados de toda actitud tendenciosa, excepto la de investigar y ayudar «(Jones 1957,3:16).
La actitud de Freud es recelosa, no quiere verse metido en ningún tipo de compromiso político y desea mantener su autonomía a toda costa. Por su parte, su reticencia se refuerza frente a un Ferenczi, más dúctil, entusiasta y hasta impulsivo, apreciado por mucha gente, el que podría verse atraído a colaborar en algún tipo de proyecto social.
Será hasta 1932 cuando Freud manifieste directamente sus opiniones acerca del desarrollo del movimiento comunista: «… en su realización en el bochevismo ruso, el marxismo teórico cobró la energía, el absolutismo y el exclusivismo de una cosmovisión, pero, al mismo tiempo, un inquietante parecido con aquello que combatía. Siendo su origen un fragmento de ciencia, edificado sobre la ciencia y la técnica para su realización, ha creado sin embargo una prohibición de pensar tan intransigente como lo fue en su época la decretada por la religión» (Freud 1933 c:166).
El congreso de Budapest.
Durante los años de la guerra no pudo haber encuentro alguno, los principales colaboradores de Freud estaban cumpliendo funciones como médicos militares y las comunicaciones se hallaban además interrumpidas. Tampoco era viable pasar de un país a otro fácilmente. «Primero se pensó en hacerlo en Breslau, pero a comienzos de septiembre se decidió hacerlo en Budapest, que Freud declaró ahora ser el centro del movimiento psicoanalítico. El quinto Congreso Psicoanalítico Internacional se realizó en el hall de la Academía de Ciencias de Hungría, el 28 y 29 de septiembre de 1918″ (Jones 1957,2:212). Ferenczi se había movido con mucha habilidad y la preocupación por las neurosis de guerra, dentro de los círculos militares, hizo que fuese el primer congreso al que asistieron representantes estatales de los gobiernos de Austria, Alemania y Hungría. Los congresistas fueron agasajados de múltiples formas, lo que dio como resultado un clima muy agradable de trabajo. » En conjunto la atmósfera era sumamente estimulante y acogedora. Ferenczi fue designado para ocupar la próxima presidencia, de la Asociación Internacional. (…) Budapest estaba realmente en su apogeo «(Jones 1957, 2:213).
Freud dictó una conferencia sobre Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica en la que aprovechó tanto la presencia de lo delegados oficiales estatales como las respercusiones populares que el Congreso tuvo, intercaló una serie de observaciones acerca de las necesidades de tratamiento de distintos sectores del pueblo. «Por otro lado, puede preverse que alguna vez la conciencia moral de la sociedad despertará y le recordará que el pobre no tiene menos derechos a la terapia anímica que los que ya se le acuerdan en materia de cirugía básica. Y que las neurosis no constituyen menor amenaza para la salud popular que la tuberculosis, y por tanto, lo mismo que ésta, no se las puede dejar libradas al impotente cuidado del individuo perteneciente a las filas del pueblo. Se crearán entonces sanatorios o lugares de consulta a los que se asignarán médicos de formación psicoanalítica, quienes aplicando el psicoanálisis, volverán mas capaces de resistencia y más productivos a hombres que de otro modo se entregarán a la bebida, a mujeres que corren peligro de caer quebrantadas bajo la carga de las privaciones, a niños a quienes sólo les aguarda la opción entre el embrutecimiento o la neurosis. Estos tratamientos serán gratuitos. Puede pasar mucho tiempo antes de que el Estado sienta como obligatorios estos deberes»(Freud 1919 b:162). He aquí un importante giro en el pensamiento freudiano en el que se expresa el compromiso del psicoanálisis con el pueblo y que a su vez abre tanto a desarrollos institucionales (la creación de la Clínica de Berlín cumplía con dicho cometido) como a la búsqueda de nuevas técnicas de tratamiento.
En ese momento, y a partir de las contribuciones que los psicoanalistas habían realizado a la comprensión y tratamiento de las neurosis de guerra, hubieron promesas de parte del gobierno de Hungría de organizar un Instituto psiconalítico (clínica) y disponer lo necesario para que se dictaran conferencias en un departamenteo especial de la Universidad. Paralelamente, Von Freund había donado una importante suma con similar propósito.
El caso fue que todos estos proyectos se vinieron abajo al mes siguiente (octubre), en parte, por cuanto la derrota en la guerra, la disolución del Imperio Austro-Húngaro, la creación de la República y las nuevas condiciones políticas y sociales en la Europa central hicieron imposible continuar con dichos planes. Freud escribe a Ferenczi «Nuestro psicoanálisis no tuvo suerte. Apenas comenzaba a interesar al mundo gracias a la neurosis de guerra, y (la guerra) se acaba»(Rodrigué 1996,2:145). Reflexión un tanto inoportuna.
Ferenczi duró poco en la presidencia de la Asociación Internacional, ya que un año después, a pedido de Freud decide dejarla en manos de Jones (probablemente por las dificultades que tenía Ferenczi para moverse en la Europa de la posguerra). Jones señala que posteriormente Ferenczi se quejó de no haber sido nombrado nuevamente para el cargo.
La primera cátedra de psicoanálisis
«En el invierno de 1918-19 los estudiantes de la Universidad de Budapest (Rodrigué dice que fueron mas de 1000) solicitaron que se dictaran conferencias sobre el psicoanálisis y Ferenczi tenía esperanzas de ser designado oficialmente para ello. Freud apoyó esta idea escribiendo un artículo, para una revista médica húngara, titulado ¿Debe enseñarse psicoanálisis en la Universidad? «(Jones 1957,3:49).(*)
Resulta muy interesante hacer notar que el origen de la demanda de enseñar psicoanálisis en la universidad proviene de los propios estudiantes. A pesar de todo lo que se ha dicho, es conveniente resaltar que las innovaciones en las universidades han provenido siempre del orden estudiantil. ¡Qué decir sobre este pedido, cuando el psicoanálisis no llegaba a tener 20 años de creado, con un primer período de aislamiento generalizado! Claro está que en esta época ya existía una organización internacional, varios grupos locales, varias docenas de libros publicados, así como revistas periódicas que le habian dado al psicoanálisis un lugar en el mundo científico de la época. Sin embargo todo ello había ocurrido fuera del ámbito oficial, por pura iniciativa privada, y ello seguramente ayudó a mantener unidos a los principales seguidores, así como a producir, cada tanto deserciones significativas pero que en última instancia ayudaban a mantener «la pureza del pensamiento analítico.
La tentación es muy grande y Freud está totalmente ambivalente; no puede dejar de reconocer que se trata de una excelente oportunidad para difundir el psicoanálisis en un ambiente nada tradicional, pero a su vez ve los peligros que una apertura semejante puede traer para el desarrollo de la causa. No puede dejar de compartir con Ferenczi el interés de que se dicten tales cursos, él mismo quiere de algún modo estar presente y por ello es que escribe el artículo. Pero a su vez no desea dejar todo librado a la iniciativa de Ferenczi, de algún modo desea controlarlo y el contenido del trabajo no deja lugar a dudas acerca de su deseo de seguir al frente del movimiento. Trata de desilusionar a los estudiantes acerca de las posibilidades de implementar una enseñanza eficaz y profunda en el ámbito universitario. Habrá que ver también si los argumentos de Freud gozan de alguna validez, desde el punto de vista teórico o si, por el contrario, responden a motivaciones de tipo institucional o político.
Jones relata el desarrollo de los acontecimietos: «Ignotus, de Budapest, amigo de Ferenczi y de Freud, presidía una delegación húngara en Berna que en vano estaba procurando lograr contacto con las autoridades de la Entente, y no había manera de convencerle que los primeros civiles británicos que abandonaron el país después de la guerra, no podrían tener una gran influencia en el sentido de obtener mejores condiciones de paz para Hungría. Sus esperanzas fracasaron rotundamente, y un día antes de separarme de él recibimos la noticia de la Revolución de Bela Kun en Hungría, que inmediatamente disolvió la delegación. Este cambio político afectó a Freud en dos sentidos: Durante cinco meses resultó apenas posible recibir una
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(*)Strachey (1976 c:167) también atribuye todo este movimiento a una inquietud estudiantil. «Entre los estudiantes de medicina de esta ciudad había, por entonces, considerable agitación en procura de que el psicoanálisis fuera incluído en el plan de estudios. De hecho, en marzo de 1919, cuando los bolcheviques asumieron temporalmente el gobierno de Hungría, Ferenczi fue nombrado profesor de psicoanálisis de la Universidad».
palabra de Ferenczi, cosa que no dejaba de ser una fuente de considerable ansiedad. Por otra parte, los bolcheviques – que no habían descubierto todavía que el psicoanálisis era una desviación burguesa para inventar la cual Freud había sido sobernado por los capitalistas , en su lucha contra Marx – favorecieron hasta cierto punto el movimiento y pusieron a Ferenczi como primer profesor de psicoanálisis de la Unviersidad. Rado tenía cierta influencia con los dueños de la situación y fue él quien lo había conseguido. Roheim había sido designado profesor de antropología un par de semanas antes» (Jones 1957, 3:23).
La cita muestra varias a cosas a destacar.
1. Un cambio político establece un gobierno comunista en Hungría.
2. Freud pierde totalmente contacto con Ferenczi y por tanto, con la posibilidad de controlarlo por carta.
3. Ferenczi es nombrado profesor de psicoanálisis.
4. La primera cátedra universitaria de psicoanálisis y además solicitada por estudiantes , se crea bajo un gobierno comunista.
5. Otros dos psicoanalistas – además de Ferenczi – colaboraron con la nueva Universidad de Budapest. Roheim, antropólogo es habitualmente vinculado con el freudomarxismo.
Ferenczi no duda en aceptar el puesto a pesar de las envidias que sabe que tal acontecimiento despertará entre sus pares. De hecho, Jones no puede menos que criticarlo: «Ferenczi había de pagar bien cara esta incauta aceptación de tal honor. Luego que los rumanos penetraron en Budapest, en el mes de agosto, el régimen reaccionario que se implantó fue violentamente antisemita y por largo tiempo Ferenczi tuvo temor a mostrarse en las calles de la ciudad»(Jones 1957,3 :23). El argumento de Jones se cae por su propio peso: Ferenczi no fue perseguido por su «incauta aceptación», sino por su condición de judío, característica que por sí sola hubiese generado la persecusión, más allá de que hubiese o no aceptado la cátedra de psicoanálisis. Recordemos que la controversia Jones-Ferenczi tiene larga data. Jones no puede aceptar que Freud sienta simpatías preferenciales por Ferenczi ni que haya accedido a analizarlo negándose a hacerlo con el propio Jones. De hecho, Jones tuvo que analizarse con Ferenczi cosa que no le pudo perdonar en toda su vida. Lorand brinda abundantes datos de las distorsiones realizadas por Jones para generar malestar hacia la figura de Ferenczi (Lorand 1968, Rozen 1978).
Habría que introducir también aquí la polémica que se suscitó tiempo después a propósito del psicoanálisis lego. Sabemos que Freud escribió un texto especial en dicha ocasión donde sostiene toda su reserva de que el psicoanálisis se convierta en un monopolio del cuerpo médico.
Particular interés tiene la carta que enviara a J. Tandler para solicitarle que recibiera a T. Reick. En ella, contrargumenta el documento del Ayuntamiento de Viena ( en el cual se prohibía a Reik ejercer el psicoanálisis) afirmando: » primero, que el psicoanálisis no es materia puramente médica, ni como ciencia ni como sistema; segundo, que no se enseña en la Universidad a los estudiantes de Medicina.» Y luego continúa: «Si las autoridades oficiales, que hasta ahora han dado al psicoanálisis tan pocos motivos de agradecimiento, desean hoy reconocerlo como tratamiento eficaz y aún peligroso en determinadas circunstancias, deben crear garantías para que tal tratamiento no sea llevado a cabo temerariamente por los profanos, médicos o no. La Sociedad Psicoanalítica de Viena estaría dispuesta a actuar como comité supervisorio para evitar que esto sucediera.»(Freud 1970:117-8)
En tal sentido, Freud se mantiene firme en su discrepancia con los americanos quienes también prohibirían el ejercicio del psicoanálisis para los no médicos.. En opinión de Rodrigué » «(Freud) sueña con una Universidad Psicoanalítica en la que los estudiantes recibirían una formación humanista además de estudiar biología y psiquiatría. Eso era – todavía es – una empresa utópica. Freud insiste en la especificidad de la práctica psicoanalítica, que define un nuevo territorio, fronterizo tal vez, pero independiente de la medicina»(Rodrigué 1996, 2:363).
El caso es que más allá de la discusión legal ( algunos estados nortemaricanos declararon ilegal el psicoanálisis lego) , con el tiempo la medicina perdió la batalla en favor de la psicología y un amplícimo contingente de psicólogas inundaron el espacio de la cátedra. » En París, pero también en Nueva York , en Buenos Aires, los psicólogos entraron en la vida universitaria en numero creciente y democratizaron el psicoanálisis»(Rodrigué 1996,2:369).
5to. tiempo: El asunto de los reconocimientos oficiales: los títulos académicos, los premios.
El nombramiento de Ferenczi no es en forma alguna un hecho aislado en el proceso de aceptación del psicoanálisis por el medio social . Existía ya toda una tradición de ansiedades y expectativas centradas particularmente en las universidades, como los lugares sociales más encumbrados que podrían otorgar un reconocimiento explícito al psicoanálisis.
En su «Presentación autobiográfica (1925 ) Freud dirá que ocupar la cátedra en la Clark University le pareció la realización de un increible sueño diurno» (Strachey 1976 a:4). Pero las conferencias no son una cátedra, al menos de manera definitva , y todo lo que Freud pudo extraer de su viaje a Estados Unidos fue un título de miembro honorario. Si bien un sueño diurno encubre un deseo, éste es indestructible, nunca se realiza plenamente, por lo que la idea de lograr una cátedra universitaria persistirá en Freud por largo tiempo. Así, en su artículo de la revista médica húngara comienza reconociendo «Es indudable que la incorporación del psicoanálisis a la enseñanza universitaria significaría una satisfacción moral para todo psicoanalista»(Freud 1919 a:169) . Y qué mejor que la cátedra sea ocupada por un muy querido discípulo. Este deseo de Freud obviamente se convirtió en un deseo colectivo, de todos sus colaboradores, ya que era una manera definitiva de trabajar por «la causa».
Freud era un universitario de toda la vida, por ello en Viena todo giraba alrededor de los títulos académicos. Comenta Jones que cuando le fue otorgado el título de profesor, Freud le dijo que ello le producía intenso placer, y que esperaba que Abraham, Ferenczi y Rank llegaran a ser docentes. Esta observación se apoya en una carta enviada por Freud a Abraham, fechada el 21 de diciembre de 1914, en la que dice: «no se si le informé ya que Rank ha resuelto brillantemente el problema homérico. Me gustaría que lo utilizara como tesis de habilitación docente. quiero verlos a él, a usted y a Ferenczi como docentes, para que la teoría psicoanalítica pueda sobrevivir a los malos tiempos que se aproximan»(Freud-Abraham 1979:236) .
El deseo de ver a Abraham como profesor universitario, se puede llegar a hacer realidad en 1920:» Por lo que sé, Schmiedeberg (psicoanalista) tenía el encargo directo de enterarme del secreto de sus posibilidades de usted, y no veo por que no debería participar yo del placer preliminar, aunque tal vez no se llega a un placer final. Digo también que sería magnífico y que toda Alemania se derrumbaría de resueltas de ello, pero temo que sería demasiado hermoso. Recuerda bastante el efímero profesorado de Ferenczi en Budapest. Por mi parte, me sentiré satisfecho si de eso resulta para usted el cargo de profesor auxiliar. A la larga la Facultad no toleraría una imposición»(Freud-Abraham 1979:333-4).
En febrero de 1914 tuvo Freud una verdadera sorpresa al leer, en una copia impresa, la conferencia oficial del Rector de la Universidad de Leyden, pronunciada con motivo del 339 aniversario de esa institución. Se refería a la teoría freudiana de los sueños, a la que G. Jelgersma, de quien aquí se trata – profesor de psiquiatría además – presentaba su apoyo. » Después de 14 años, el primer reconocimiento, proveniente de una Universidad, de mi labor sobre los sueños». Esto fue seguirdo de una cortés invitación a Freud para dictar conferencias en esa Universidad durante el otoño. Freud se sientió excitado y escribió a Jones: «¡Fíjese usted! Un psiquiatra oficial, Rector de la Universidad, se traga el psicoanálisis , con cáscara y todo. ¿Qué otras sorpresas nos esperan aún?» (Jones 1957,2:117). Freud reconoce la importancia de la distinción pero su humor lo traiciona: su ironía da cuenta del excepticismo con que enfrenta las medidas oficiales. Sin embargo, una vez más no puede negarse a dictar conferencias sobre el psicoanálisis.
En los inviernos de 1915-16 y 1916-17 – durante la Primera guerra mundial – Freud dicta sus Conferencias de introducción al psicoanálisis en la Clínica psiquiátrica de Viena, ante un grupo de médicos y alumnos de diversas procedencias. De hecho estas son la únicas que se conservaron ya que Freud mismo se encargo de redactarlas luego, como hizo con las Cinco conferencias. Había ya dado muchas conferencias desde 1885 en que fue nombrado Privatdozent y más aún cuando en 1902 fue designado como Profesor Extraordinarius. Como lo señala Strachey con acierto(1976 b:6) , una gran parte del pensamiento freudiano se volcó en forma de conferencias o adoptando la metodología pedagógica propia de un diálogo imaginario con la audiencia, lo que le ayudaba como estímulo a seguir el orden lógico de sus pensamientos. Jones informa que esta vez el público era mucho mas numeroso que en ocasiones anteriores, alcanzando las cien personas. «Freud había estado dando conferencias durante treinta años y sin duda sentía que había cumplido su deber con la ingrata Universidad. Estas conferencias fueron las últimas que habría de pronunciar»( Jones 1957,2:236).
Recién fue en octubre de 1919, cuando Freud recibió el título de Profesor (ordinario) de la Universidad. «Dijo que se trataba de un ‘título hueco’, ya que no implicaba participación alguna en el Consejo de la Facultad. Pero tampoco significó , por suerte, ninguna responsabilidad docente. De manera que Freud, en realidad nunca impartió enseñanza a estudiantes de la Universidad, a no ser aquellos que voluntariamente asistieron a sus conferencias privadas. Estas no eran clases oficiales, sino que eran dictadas en su caracter de docente, es decir, eran clases autorizadas» (Jones 1957,3:28). Le comenta a Abraham :» La gente mas inesperada me felicitó por mi ‘designación’ del 31 de diciembre. La República no ha variado nada respecto a la monarquía en la avidez y el respeto por los título»(Freud-Abraham 1979:334)
Digamos de paso que Freud era ya para esa época uno de los directores de la Universidad Hebrea de Jerusalem, institución que envió a Freud calurosas felicitaciones por su 70ª aniversario en 1926 (Jones 1957,3:137).
Años después (1933) , Freud mantiene correspondencia con dicha Universidad a propósito del deseo de crear una cátedra de psicología y/o psicoanálisis. Freud sostiene que «no existe necesidad alguna de iniciar la enseñanza de la psicología con la rama académica tradicional. Por el contrario, todas las aplicaciones de esta ciencia a la medicina y a las artes se derivan del psicoanálisis, que posee raíces profundas, mientras que la psicología académica ha dado muestras de esterilidad». Critica fuertemente que sea Kurt Lewin el indicado para realizar la síntesis entre psicología y psicoanálisis mostrando que la creación de una cátedra de psicología sugiere un rechazo al psicoanálisis, y que en ese sentido «la Universidad de Jerusalem imita el ejemplo de otras instituciones educativas oficiales». (Freud 1970:166) La molestia de Freud es patente y es tanto más aguda por cuanto está implícito el lugar destacado que él mantiene en esa casa de estudio.
1930 fue un año particularmente importante para Freud ya que en julio recibió una carta que anunciaba que la fundación a cargo le había concedido el premio Goethe, por el valor literario de sus obras. «El ver su nombre asociado al de Goethe representaba para Freud un honor especialmente valioso y la distinción le produjo gran placer»(Jones 1957,3:167). En ese momento, ya el nombre de Freud figuraba entre los candidatos al Premio Nobel , posibilidad ante la que Freud era profundamente escéptico.
Al año siguiente fue la Universidad de Londres la que invita a Freud a exponer sus ideas en el marco de la «Conferencia Huxley», primera vez que un científico de habla alemana recibía tal distinción. «Freud era un gran admirador de T.H. Huxley y lamentó no poder aceptar ese honor» (Jones 1957, 3:171).
En 1932 salen a luz las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Nunca fue la intensión de pronuncialas en público. El mismo Freud da la razón para ello: » A diferencias de aquellas (las primeras conferencias), estas nuevas conferencias nunca se pronunciaron. Desde entonces, mi edad me ha dispensado de la obligación de ocupar la cátedra para acreditar mi pertenencia a la Universidad – solo perisférica, es cierto -, y una operación quirúrgica me ha inhabilitado como orador.»(Freud 1933 b:5) Se ha detectado el cancer y comienzan las operaciones motivo por el cual a Freud se le comienza a hacer complicado hablar, y con mayor razón disertar. Esta publicación sin embargo me parece significativa ya que da cuenta de un interlocutor que hay que tener in mente para poder escribir: el público . Siempre se le escribe a alguien. Es decir, Freud añoraba entonces este espacio y se queja – de paso – de su incidencia «perisférica» en la Universidad. Se mantiene el viejo espíritu esgrimido en ocasión de su brillante intervención en la Clark University, pero en la realidad, las operaciones ya marcan drásticamente su alejamiento del espacio de la cátedra.
6. Algunas reflexiones finales
Analizar la relación de Freud con la Universidad plantea por lo menos, tres líneas a seguir: Por un lado, está el problema de las expectativas, vale decir, los deseos freudianos de participar en la universidad, de realizar docencia e investigación y de ser reconocido por la institución que lo formó. Es decir, la relación leída desde la óptica de Freud. En tal sentido se puede decir que hay una carrera docente que se transita, desde el primer nombramiento que recibe como alumno investigador cuando cursa tercer año de medicina, hasta el último nombramiento como Profesor ordinario en 1919. Este es el recorrido realizado en la Universidad de Viena. Paralelamente, varias universidades le rinden honores con sus invitaciones, comentarios, diplomas, títulos y premios, lo cual constituyó para Freud el reconocimiento social de su obra.
En esta línea juega un papel fundamental la Clark University, como también algunos años después, la Universidad de Budapest. La primera lo saca del ostracismo. La segunda le abre el espacio al psicoanálisis en el seno mismo de la casa de estudios. La relación de Freud con estas dos universidades se constituye a mi juicio en acontecimientos de la historia del psicoanálisis. Con menor significación está la Universidad de Leyden, la de Londres, la Hebrea de Jerusalem y también Harvard. Se debe agregar la progresiva inclusión de los discípulos en espacios universitarios diversos, a través de nombramientos docentes, a lo largo de los años.
Freud fue un universitario cabal y no tenía dudas de la importancia que tenía el participar en la universidad en tanto lugar privilegiado para el desarrollo de la ciencia .
Como segunda línea corresponde la pregunta desde la óptica de la Universidad. ¿Cuál fue la actitud de la Universidad de Viena – aquella que Freud sentía como propia – para con Freud? Vale decir, aquellas reflexiones, desde el ángulo de la Universidad, en tanto debe tomar partido ante un sujeto que dice producir un objeto científico nuevo y una práctica de investigación como es el psicoanálisis. En esta perspectiva, la reacción de la unviersidad fue ambivalente: No lo excluyó pero tampoco le abrió el espacio. Se movió con cautela, burocráticamente, formalmente. Se podría decir que ignoró al psicoanálisis como joven ciencia. Algo hay de su discurso que le produjo problemas. Desde esta óptica no es posible pensar a Freud sin el psicoanálisis. No se trata de lo que la Universidad de Viena hace con Freud independientemente del discurso freudiano. Mas bien podría afirmarse que la respuesta universitaria es hacia el psicoanálisis, más que hacia la figura, la persona de Freud. Por ello, las «resistencias» a Freud son las resistencias al psicoanálisis. La universidad se compromete poco, Freud nunca alcanza el grado de profesor titular para ejercer el espacio de la cátedra . En el mejor de los casos, su carrera docente se limita al dictado de conferencias libres. El éxito de Freud es social, no es académico.
En tercer lugar tenemos a la Universidad como problema, como estímulo que genera interrogantes . ¿Qué problemas le generó a Freud el pensar el psicoanálisis en la universidad? Este tema es amplísimo por lo que solamente se pueden abrir algunas líneas de reflexión.
El punto central tiene que ver con la transmisión del psicoanálisis. ¿Es el psicoanálisis pasible de ser enseñado en la Universidad como cualquier otra asignatura o su naturaleza requiere de otras metodologías para su transmisión? Y más aún, por cuanto todo analista en formación debe pasar por un psicoanálisis personal, aspecto éste de dificil resolución en el marco de la universidad tradicional.
Pero creo que este tema se inserta en otro mucho más amplio que dice de la relación del psicoanálisis con la cultura y con la sociedad. El psicoanálisis como sistema ( teórico-práctico) que presta diversos tipos de servicios a la sociedad. No es por azar que en el Congreso de Budapest , Freud debe abordar el problema del psicoanálisis al servicio de las masas , como se pasó a llamar después, y que tal articulación no deja incólumne el edificio psicoanalítico. La teoría debe ser repensada al igual que la metodología y la técnica. Y sobre todo, cuando Freud se tiene que hacer la pregunta acerca de la posibilidad de formación de psicoanalistas de manera masiva en el ámbito universitario.
Por un lado reconoce que (las instituciones psicoanalíticas) «seguirán cumpliendo una función útil mientras se mantenga dicha exclusión (de la universidad)», con lo cual reconoce tácitamente , que las instituciones privadas pudieran llegar a desaparecer. Esta conclusión transfiere a las universidades en el futuro el problema de la formación. Luego, razona sobre las tareas que podría el psicoanalisis cumplir en las universidades…. ¡¡¡y no son pocas!!! . Llega a sugerir que los planes de estudio de medicina deberían ser construidos totalmente de otro modo, ya que » el psicoanálisis es el más apropiado para transmitir al estudiante un conocimiento cabal de la psicología». Como de pasada, enumera las ventajas que la formación analítica aportaría a los alumnos de psiquiatría. Mas allá, están las contribuciones que el psicoanálisis puede realizar a «la historia de la literatura, la mitología, la historia de las culturas, y la filosofía de las religiones «, aportando al análisis de problemas artísticos, filosóficos o religiosos. Se puede sospechar que en la propuesta freudiana, no solamente el psicoanálisis transformaría la currícula y la ideología de la medicina sino de muchas otras carreras de la universidad: «la universidad únicamente puede beneficiarse con la asimilación del psicoanálisis en sus planes de estudio».
Pero resulta que luego de tan logrado «delirio» Freud reconoce las limitaciones del proyecto; ante la pregunta incontestable por la formación analítica, termina concluyendo que el alumno por lo menos » aprenda algo de psicoanálisis». Veo a Freud ante un desafío descomunal, rumiando el problema, analizando una y otra vez el tema, ante el problema de la masificación del psicoanálisis, de la masificación – en primer lugar – de la formación de analistas. ¿Cómo hacerlo?
Se plantea así, el problema de la política del psicoanálisis, de la estrategia social del psicoanálisis. Después de 1913 fecha de Totem y tabú, el complejo de Edipo ha pasado a constituirse en una estructura social universal. Interesa ahora pensar el vínculo social y la capacidad destructiva humana. Son los años de la guerra que traen nuevas reflexiones y exigencias. Las neurosis de guerra muestran la importancia de la duración del análisis y de su efectividad. El psicoanálisis ya no puede ser pensado sólo en el ostracismo del consultorio. La guerra , la miseria, los movimientos sociales, las revoluciones, los liderazgos….¿qué tiene el psicoanálisis que decir de eso? Con Psicología de las masas…. se inicia entonces una nueva propuesta.
¿Y cómo es que el psicoanálisis va a transmitir sus enseñanzas en espacios masivos como el de la unviersidad? ¿Y con qué instrumentos cuenta el psicoanálisis como para atreverse a ofrecer propuestas a algunos de los problemas que apuntan con los tiempos?
(*)Publicado en GRADIVA nº 2, Revista de la Sociedad Chilena de Psicoanálisis, Santiago de Chile, 2001
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