¿Qué psicología elegir? Algunos problemas epistemológicos (Horacio C. Foladori)

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      Resulta muy difícil hablar de LA psicología. En realidad,  sólo se puede hacer referencia a LAS  psicologías. El campo psicológico dista mucho de estar «unificado» como puede estarlo el de otras ciencias. La química es una, la biología también . Pero para el caso «psi» hay una multiplicidad de  corrientes, de escuelas, de pensamientos  que decididamente no «embonan» unos con otros. Cada quien se refiere a cosas diferentes y los términos (categorías, conceptos, nociones, etc.)   no  remiten a un sentido unívoco, lo cual no deja de generar confusión entre los propios especialistas y más aún  entre el público en  general.

   Ahora bien, este «mal» no es privativo de la psicología; también  se lo observa en otras ciencias sociales. Así,  tampoco es posible hablar de La sociología o de La antropología. Por alguna razón   siempre se remite a la sociología de   X  o a la antropoogía de Y;  es decir, la concepción  particular del autor, define el objeto que se está estudiando.

Y ello es inevitablemente así por cuanto las ciencias humanas no están alejadas, no pueden estarlo, de una concepción  particular del hombre y de la sociedad, vale decir, de una postura filosófica sobre el mundo  y sobre las relaciones entre los humanos.

Las psicologías remiten inexorablemente a concepciones de mundo, a forrmas de  «objetivar» lo humano, a posturas   filosóficas, a ideologías  y a intereses particulares sobre cómo debe ser la sociedad y de qué manera entender al hombre. A su vez, estas posiciones no escapan a un determinado grado de sistematización sobre el análisis que se realiza de la realidad y su teoría del cambio. Qué se entiende por realidad para cada una de las corrientes de pensamiento es un interrogante que no se puede soslayar, ya que allí es donde se dirigen los intentos de modificación. A su vez,  cada concepción tiene una idea de lo que es «la ciencia» y cada uno pretende imponer esa concepción  a las demás. El éxito o el fracaso  en esta línea tiene más que ver  con cuestiones de poder que con  problemas de verdad. Así, la famosa «ciencia» se constituye en una «racionalización»  que justifica  una determinada postura .

Por tanto,  estrictamente hablando,   no es posible hablar del método científico;  más bien, como lo demustra hasta el cansancio Fayerabend (1) cada investigación  construye  su propio camino  y lo que puede ser válido en una caso puede no serlo en otro. Sugiere el autor que  cada investigación hay que pensarla más como una obra de arte que como la rigurosidad emananda de una serie de reglas a respetar.

Si bien la razón  juega un papel  fundamental en la construcción del conocimiento, de ningún modo es la patente que  da validez  a aquello que se produce. De igual modo  las psicologías «sufren» de estos vaivenes,  ya sea por los métodos de trabajo en cada  caso utilizados o por las posiciones  particulares de los investigadores del campo en cuestión. Así, el campo de las psicologías  incluye corrientes tan dispares como son  el conductismo y  neoconductismo en sus variadas formas de condicionamiento  reflexológico y operante, la fenomenología y el existencialismo, el humanismo, la gestalt, la teoría de sistemas, el constructivismo y el socioconstructivismo, el congnitivismo, la programación neurolingüística y la psicobiología, la bioenergética y los enfoques corporalistas, el psicoanálisis en sus variadas formas y subescuelas, el asociacionismo, el evolucionismo  y el racionalismo, la topología, por mencionar solamente a algunas de las más conocidas. A su vez , muchas de ellas  abordan algún problema en especial: el aprendizaje, la forma de construir el conocimiento, los fenómenos perceptivos, el comportamiento observable, la manera de pensar el campo de los grupos y social, la relación psiquis-cuerpo, el aparato psíquico ( «individual» y/o colectivo), las relaciones familiares, etc., etc. Además,  muchas de ellas  cuentan explícita o implícitamente con una determinada concepción de la salud y de la enfermedad mental y/o corporal, y sobre la incidencia de lo primero en lo segundo o vice versa.

Este conjunto de ideas, pensamientos, sobre diversos aspectos del campo psi, mal puede ser abarcado en su totalidad. La vastedad de desarrollos no es garantía de saber. Y peor aún , muchas veces, algunos de los planteos que se realizan son claramente contrarios a otros forzando al especialista  a tener que elegir. El eclecticismo  que surge muchas veces como propuesta  no es alternativa, es producto de la «esquizofrenización» de una práctica que más da cuenta de la ignorancia del agente  que de una real capacidad para resolver problemas. Supone que todo puede combinarse con todo y que el técnico puede mantenerse al margen de su operación. Como se podrá apreciar, esta es una posición «neutral» que toma partido por una manera particular de entender al hombre y a la sociedad;  no resulta  nada neutral por cierto.

El problema del objeto de estudio

    Toda disciplina trabaja sobre un objeto que pretende cambiar. Ese es el objetivo de la ciencia, operar sobre la realidad para poder introducir cambios de manera planificada a partir de un determinado saber sobre la esencia de su objeto. Se debe precisar que esta distancia entre apariencia y esencia es lo que determina la existencia de la ciencia. Si ambas coincidieran.. ¿para qué se requeriría de la ciencia? gustaba preguntar K.Marx. Se trata entonces de reconocer  un cruce entre dos tipos de objetos distintos: el objeto empírico, concreto sobre el que el científico trabaja y el objeto formal, abstracto de la ciencia construída. La forma como se piensa ese objeto abstracto constituye la Teoría científica. Nótese entonces que cualquier operación sobre el objeto concreto supone , explícita o implícitamente una determinada concepción  abstracta  de la cosa. Toda técnica  (instrumentos y procedimientos de intervención con miras a lograr un cambio)  supone así una teoría que le de sentido  y que «guíe» sus pasos (sencillamente, no es lo mismo romper un vidrio que planear cortarlo).

Ahora bien, en el campo de las psicologías , si éstas estudian y abarcan diversas esferas de lo psi, es porque  recortan su objeto  concreto de manera diferente. Cómo lo recortan a su vez lo tratan. Pero si lo recortan, lo construyen en lo empírico de manera diferente, lo que supone    un objeto formal, una forma de representárselo,  diferente en cada caso.

Problema de la implicación.

Debe agregarse  una  particularidad que hace a la naturaleza del campo de las llamadas ciencias sociales. Para las llamadas ciencias duras o «exactas» el investigador (sujeto del procedimiento)  está mas allá del objeto de conocimiento. Existe una particular distancia entre el sujeto y el objeto que hace  que las conclusiones sean «ajenas» al investigador, para el modelo de la física clásica(2). Pero resulta que en las ciencias sociales, el antropólogo estudia al hombre que es él mismo, el sociológo estudia la sociedad en la que él vive y el psicólogo….. no puede dejar de ver en el otro  aspectos que son características propias también.
Diversos autores como Devereaux, Lourau, Deleuze, Foucault, Leví Strauss, entre otros, (por no mencionar  a Marx, a Freud,  a Nietzsche, etc.) han dado cuenta  de distintas  maneras de lo que se llama el concepto de implicación; vale decir, la forma  en la cual  el sujeto  se encuentra  atravesado por una serie de determinaciones  y que distorsionan sus posibilidades de lectura «objetiva» de derminada realidad. La conclusión es terminante: en ciencias sociales no existe posibilidad de objetividad ya que el sujeto aparece confundido con el objeto que estudia. Por lo tanto, forzando un reduccionismo, se podría afirmar que  lo sujetivo es lo objetivo. No se puede  deslindar  la implicación,  lo cual hace decir a  Devereaux que toda investigación social es, en última instancia,  autobiográfica.

Ahora bien,   toda psicología puede ser clasificada  según su objeto, a saber:
Algunas  psicologías  aún sostienen que el sujeto  no se confunde con el objeto y que además es peligroso que se confunda,  ya que  se pierde toda objetividad. Son las psicologías que investigan  la psicología como una extensión de la biología  aplicando los principios del llamado método científico de las ciencias exactas. Creen que así se produce conocimiento a partir de la observación y el estudio del observable comportamental por excelencia: la conducta.

    Otras psicologías  plantean que  en ciencias sociales  no es posible sostener  la  separación del objeto y el sujeto, por tanto, hipotetizan sobre  la producción de sentido  que se produce en todo acto humano, en tanto éste  aparece emergiendo de aquello que construye la humanidad que no es otra cosa que el lenguaje(se desarrolla más adelante esta conclusión).  La observación es complementada de manera importante por la escucha – diferente de simplemente oir sonidos-. Figura en estos modelos siempre  una cierta búsqueda de estructuras   que se construyen a través de interpretaciones.

Estas psicologías se preocupan más por  estudiar lo que se ha llamado en los últimos 20 años  la producción de subjetividad, vale decir, los objetos que  se constituyen al interior del psiquismo y a partir de las relaciones vinculares ( actuales e históricas) , los procesos psiquicos que se materializan en conflictos, los que a su vez aparecen determinando  comportamientos.

¿De qué manera es posbile pensar la «maquinaria» del psiquismo? ¿Como poder dar cuenta del proceso de construcción de ese «aparato» que produce la subjetividad? Nótese que la neurología es capaz de indicar en qué momento del dormir se produce un sueño; es incapaz de explicar porqué se  sueña con esas  imágenes o con tales otras,  con tal tipo de trama acompañada con  qué emociones. Pero además, la subjetividad tiene un efecto capital sobre  lo somático: una pesadilla  produce efectos como  sudoración,  sofocación,  taquicardia,  opresión,  angustia intensa, etc.  Hay allí una realidad psíquica – durante el soñar – que determina a su vez la realidad material ( aquella del mundo de la vigilia). Por ello, el estudio de la producción de subjetividad  es poder comprender los efectos que la misma produce  en la vida cotidiana. Subyace una problemática metodológica que no es conveniente soslayar. Continuando con el modelo del soñar como prototípico de la subjetividad, es posible  darse cuenta de que  sobre un sueño no se tiene mas información que a partir de la declaración del propio sujeto en cuestión.  Es a partir del discurso , de la puesta en palabras, que  nos enteramos de que alguien soñó  tal trama y no otra, cuando cuenta el sueño. No es, casualmente, a través de la observación del objeto, sino a partir de lo que el sujeto tenga para decir sobre sí mismo. La escucha cobra por tanto, un  papel  esencial en la investigación  desplazando a un segundo lugar  la función de la vista. En suma, hay psicologías de la observación y psicologías de la escucha , psicologías que trabajan sobre la manipulación de objetos y psicologías que  trabajan sobre la puesta en sentido de la subjetividad.

Implicancias éticas

Ambas posturas suponen una  diferente concepción de lo humano, lo que tiene repercusiones en la forma de trato que a su vez el otro recibe. Veamos algunos efectos:

a. La separación drástica entre sujeto y objeto supone y  reproduce  la idea de que el sujeto es aquel que sabe y el objeto  es …. el objeto de conocimiento. El sujeto, el investigador, entonces,   se hace cargo de su saber sobre el otro. El ejemplo más claro y común es el del saber médico: El médico  hace preguntas  y luego sabe lo que al otro le acontece y sobre ese supuesto es que se construye la posibilidad de la mejoría.

En la situación en la cual el sujeto y el objeto  aparecen confundidos no hay de hecho un saber sobre el otro, ya que el otro, en parte es uno mismo. Por  tanto, el encuentro se define como un trabajo que ambos deben hacer y cuyo producto los modifica a los dos. Ambos participantes se encuentran  para realizar una tarea  de compromiso mutuo.

b. Si el sujeto  es diferente del objeto, el sujeto ejerce  entonces un determinado poder  sobre el sujeto, más allá de su voluntad  o de su participación, de su gusto o de su interés. El médico receta, indica examenes, decide internaciones, etc. No se trata  de un problema circunstancial o de «prepotencia» médica, se trata de un problema estructural: sencillamente el objeto no sabe y es objeto de tratamiento de un sujeto que sí sabe sobre él. Es el caso del experimentador que no pregunta, decide;  instituye un procedimiento para lograr aquello que ha planeado. Sencillamente no corresponde que el objeto sea informado ni consultado. Ejerce el poder, cree que la situación se lo otorga, y en algunos casos la sociedad se lo encarga.

En el caso del encuentro de este sujeto confundido con el objeto, no existe un saber a priori – si bien el objeto puede concurrir con la expectativa de que el otro sepa sobre el – , pero en todo caso lejos está de creerse que tenga dicho poder . Su accionar no podrá ser sino a partir de una permanente consulta con el otro. Si deben realizar un trabajo en común, cada movimiento  presupone un cierto concenso mínimo para seguir adelante. Por tanto, la estructura de la situación de encuentro hace que el poder  se encuentre de partida  limitado, que sea compartido con el otro durante todo el proceso  que implique el encuentro.

c. Desde la perspectiva de la enseñanza de las psicologías  surgen a su vez diversas alternativas.
El modelo de la relación sujeto-objeto claramente definida implica que el alumno debe ser llenado de los conocimientos que el docente tiene. La enseñanza  connota  una cierta educación  que se produce de manera
unilateral: los alumnos  van a las instituciones para aprender y debe poder establecerse una cierta eficiencia en el procedimiento de inoculación de verdades . La psicología, entonces, se enseña tal cual las matemáticas o cualquier otra disciplina. El sentido de los pasos prácticos será aquel que defina  una forma de hacer más didáctico el aprendizaje.

Para el caso de que el sujeto aparezca confundiéndose con el objeto, es el encuentro el que debe producir un cierto conocimiento que es el resultado de un proceso comprometido y reflexivo de los agentes en cuestión sobre sí mismos. Por tanto, no hay posibilidad de enseñar sin más una disciplina. Para estas escuelas, y tal cual el modelo de los viejos chamanes y artesanos, la psicología no se enseña, se transmite, en tanto la asimilación se produce a partir del compartir una experiencia en común y de su análisis – que no puede ser sino verbal-. Los pasos prácticos se constituyen en una manera de  compartir experiencias para pensar  en común.

El problema de  la causalidad

En ciencias,  tiene un lugar fundamental la forma de concebir los sistemas causales (3). Toda ciencia busca establecer cuales son las causas de los acontecimientos, de ciertos hechos, en vistas a un posible control de las mismas  y  a su vez, estudiar  la posibilidad de intervenir para  la modificación de determinada realidad.  Por tanto, la manera de entender  cómo ocurren los hechos  reviste singular importancia ya que hace a la razón misma de la existencia de la ciencia.

A lo largo de la historia del pensamiento científico  el concepto de causa ha ido evolucionando hacia un grado de complejidad cada vez mayor, ya que la realidad requiere  de modelos complejos para explicarla.
Originalmente,  se pensaba que  una sóla causa  determinaba cierto movimiento. La física se preocupó durante mucho tiempo de ello, analizando la magnitud de la fuerza en cuestión y su dirección.

Mas tarde  se comenzó a dilucidar que podían haber varias causas incidiendo sobre un mismo objeto para determinar un movimiento, un cambio.  Se pensó entonces que fuerzas  de igual o diferente intensidad pero con diversas direcciones generaban   movimientos variados que podían ser calculados  y previstos.

Posteriormente,  apareció la idea de conflicto que  revolucionó la ciencia, en particular las ciencias sociales:  Si un objeto es sometido a dos fuerzas opuestas de idéntica intensidad, el objeto si bien perrmanece quieto, se encuentra  «en conflicto» ( vale decir, no está «tranquilo»). Por lo tanto , que el objeto no se mueva no quiere decir que no existan fuerzas que estén operando sobre él.  Por ejemplo, un niño en una clase puede estar  aparentemente tranquilo en un rincón hasta tal grando que no ofrece problemas a la maestra. Sin embargo puede ser un niño enormemente angustiado, incluso psicótico. La idea de conflicto  produjo una distancia entre el análisis de la situación y los observables lo que demostró que la ciencia produce una adecuada distancia  con lo tangible. La idea de conflicto   dió cuenta de la dualidad en la conceptualización de las fuerzas en juego y permitió avanzar significativamente en la comprensión de algunos comportamientos.

Tiempo después , desde la sociología se aportó también un paso significativo. La determinación estructural o  a distancia vino a mostrar  que el grado de complejidad en el análisis de los fenómenos tenía que ser  mayor. La determinación estructural da cuenta  de causas que operan de manera directa y otras que operan a distancia (estructural o temporal). Por ejemplo, Marx decía que en las relaciones de producción  (base material)  también incidían fuerzas provenientes de las superestrcturas del Estado e ideológica. En psicología apareció la relación entre las factores actuales que determinan un comportamiento  y los factores históricos que lo determinan  a distancia,  ya que  son productores de una particular «sensibilidad» para que los factores actuales actúen. Los hombres comenzaron a tener , por tanto, historia.

La determinación estructural planteó también un nuevo problema. En ciencias sociales y humanas,  una fuerza generada desde un determinado sujeto  hacia un objeto, tiene como efecto que la modificación generada en el  objeto repercuta a su vez  en el sujeto. Se da cuenta así del principio de acción recíproca que  complejiza el campo ya que hace que el sujeto se convierta en objeto del antiguo objeto ahora convertio en sujeto. Esta «confusión» aparente entre sujeto y objeto – que ya fue planteada y discutida  en un punto anterior –  modifica radicalmente las posibilidades de concebir a la psicología ya que entran a jugar variables que en los modelos clásicos fisicalistas no estaban contempladas.

Ahora bien, las diversas psicologías  implícita o explícitamente producen una particular idea de causalidad, congruentemente con su concepción del hombre,  de la historia y de la realidad . No es fácil entonces combinar concepciones  más atrasadas en cuanto a la concepción de la causalidad, con otras más avanzadas. Las segundas están en condiciones de analizar con mayor grado de complejidad   los mismos fenómenos, lo cual permite  discriminar aspectos que en las primeras concepciones no es posible. Actualmente, hay psicologías sin historia y psicologías con historia., hay algunas que trabajan con el principio de acción recíproca y otras  que lo ignoran.

El problema de la naturaleza y el lenguaje.

Muchas investigaciones en psicología  pretenden estudiar la naturaleza humana. Luego que Darwin formulara  sus tesis sobre el evolucionismo el mundo se vió  muy conmocionado.  Por  un lado se puso en tela de juicio que el hombre fuese un producto divino como se sostenía hasta ese entonces. Si el hombre no era más que una especie – la última hasta  hoy en día – de un largo proceso de mutaciones, no habría muchas diferencias con algunos de sus primos los grandes antropoides. Desde la biología se comenzó a estudiar al hombre como la etología lo hacía con  otras especies: el último eslabón de una larga cadena. Los «eslabones perdidos» fueron con el tiempo encontrados. Al hombre se lo estudiaba tal cual una parte de la naturaleza.

Vale la pena señalar que el evolucionismo  tiñó las ciencias sociales. Se comenzó a decir que había  sociedades más evolucionadas y otras menos «desarrolladas», que había religiones más desarrolladas y otras más primitivas, que había culturas más  avanzadas y otras más atrasadas, etc.

Pero recién con  de Saussure, fundador de la lingüística moderna, comienza a intervenir en el campo de  las ciencias  un fenómeno distintivo esencial  que si bien producido por una mutación,   organiza al ser humano de otra manera en tanto le da la posibilidad de pensar.

El lenguaje, si bien es utilizado como vehículo de comunicación, es mucho más que eso ya que posibilita un nivel representacional  de las cosas  que permite  combinar, comparar, articular,  planear, confrontar, etc. ,  en el nivel de la palabra y no de la cosa.  Tal es así que no hay pensamiento sin lenguaje por lo que la creación del nombre, crea la cosa. Esto es fácilmente  distinguible en niños pequeños  que inventan palabras, ponen apodos en un intento de determinar las diferencias. La gramática – distinta de un sistema de señales –  es la que permite  el juego del lenguaje, la articulación con el tiempo, con las características del objeto, con las relaciones del objeto, etc.

El lenguaje es el vehículo de cultura,  por tanto desde que el hombre cuenta con el lenguaje ha ido introduciendo la cultura en la naturaleza. Si las palabras son cultura  no hay posibilidad ya de acceder a la nautaleza porque  la misma palabra naturaleza es ya cultura. Esto produce una sensible intervención en la concepción del hombre que hace que lo humano , lo específicamente humano sea aquello que es la cultura y no lo que tiene que ver con la naturaleza, que sólo puede ser estudiada desde la biología. Esta función de representación  simbólica del lenguaje es la que construye lo humano y su mundo  posibilitando el distanciamiento  que autoriza  esa apropiación  que el hombre realiza de la naturaleza para su modificación (4).

Si lo humano se define  desde  le lenguaje,  el que a su vez estructura el pensamiento porque,  como se decía,  no se pude pensar sin palabras y sin gramática, entonces la psicología  no puede dejar de tomar en cuenta al lenguaje y a la función esencial que tiene en la estructuración de la psiquis. El lenguaje   se constituye en el medio para producir sentido, para establecer relaciones para organizar  la realidad  y para intervenir en ella. Aún hay psicologías  «naturalistas» que se plantean estudiar al hombre al margen de su  «naturaleza» social, cultural, lingüística.

Entre la historia y la historización

La historia puede ser entendida como una secuencia de hechos, por tanto es inexorable, lo que sucedió sucedió , no se puede volver atrás. Esta es la vieja teoría del trauma (extrapolada de la medicina)  que daba cuenta del impacto en la vida de una persona de un hecho singular.  Pero este planteo supone una total pasividad de sujeto frente al hecho. Sufre las consecuencias  sin participar  en el mismo.  El hombre es entonces producto de «las circunstancias» que van inscribiendo en él acontecimientos  y ….limitaciones.

Pero resulta que las cosas no suceden así en realidad. El hecho histórico, cualquiera sea éste, es interpretado  por el sujeto. Hay entonces una participación activa  en el registro, en  la asimilación del hecho y sobre la huella que deja. No hay un sujeto neutro que recibe, hay un sujeto participativo que según interprete el hecho, construye de un modo u otro su propia vida. Así,  el trauma como un hecho exterior que impacta  no puede exisitr como tal,  ya que siempre el sujeto  figura de algún modo en la versión de la historia que se cuenta. Por tanto, de la historia solamente tenemos versiones. No hay historia, estrictamente hablando, solo hay historizaciones,  aquellos cuentos que nos contamos.

Esta distinción  tiene un efecto  muy importante: Si el sujeto es impactado por hechos, su vida está entonces, de algún modo condenada, ya que la historia lo marca de hoy  y  para siempre. Pero si el sujeto es impactado por historizaciones  (en las cuales él ha participado construyéndolas), es posible  producir otras historizaciones, nuevas versiones sobre «lo mismo». De hecho, una nueva versión cambia al hecho,  ya que lo describe, lo analiza, lo plantea, lo relaciona  de otro modo con otros aspectos de la vida , es por tanto,  otra cosa. El hombre  entonces no está condenado por su historia      sino que puede recuperar  para sí aspectos de su vida,   a través de una nueva versión de una parte de la misma.

La historización  consiste en  producir sentido  allí donde no lo había,  recuperando  esos aspectos  para el dominio del sujeto mismo. La producción de sentido  (tanto sea para personas, para familias, para grupos, para instituciones, incluso para países)  es lo que reubica a los sujetos con respecto a su historia. No es pensable una psicología que no tome en cuenta la historia de las especies, de la cultura, de los mitos, de las tradiciones, todo lo que está ya dado en el lenguaje.

De hecho,  los encuentros  entre el sujeto y el objeto son los espacios para producir re-historizaciones, las  que no dejan de  teñir a ambos participantes del encuentro,  ya que el mismo se constituye  como un hecho que debe ser  historizado. La vida es entonces  un re-historizar permanentemente, esfuerzo  de búsqueda de sentido de la existencia misma y de sus orígenes.

¿¡Qué psicología,  entonces!? Muchas, pero no todas.

abril de 1999

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(*) Director de la Escuela de Psicología de la Universidad Bolivariana. Publicado en la Revista POLIS Nº 1, U. B., Santiago de Chile, 2001
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(1) P. Fayerabend, Adiós a la razón, Tecnos, Madrid, 1992
(2) Heisenberg ha demostrado que incluso en la física, el investigador interviene con su presencia  y modifica el campo en cuestión.
(3) J. Bleger, La psicología de la conducta, Paidos, B.A. 1979, sobre todo el capítulo  XI.
(4) C. Leví Strauss, La eficacia simbólica, Antropolgía estructural, Eudeba, B.A., 1970