Entrevista a Emilio Rodrigué (Revista Nouvel Observateur)

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Semana del 7 de Octubre de 1999. Nº1822. Documento

 

El planeta va a levantarse del diván y va a decir : «Gracias Doctor»

¿Y si el Freudismo ya cumplió su tiempo ?

 Para este psicoanalista argentino, autor de una biografía (1) poco ortodoxa del padre del psicoanálisis, si Marx murió en mayo del ’68 en una callecita del barrio latino, Freud recibió allí una herida grave de la cual quizás no sanará.

Nouvel Observateur : ¿Qué bicho le ha picado para escribir una biografía de Freud cuando ya existen otras excelentes ; las de Ernest Jones y las de Peter Gay, por ejemplo ?

Em.Rodrigué : ¿Cuál es el mejor biógrafo de Freud ? Respondería -parafraseando a Gide- a propósito de Víctor Hugo : «Ernest  Jones, ay de mi !. Pero una tela de Corot no excluye una tela del aduanero Rousseau. Mi deseo de escribir acerca de Freud era un antiguo desafío, un entrecruzamiento de deseo y deber. Cuando el deseo deviene deber, resulta de ello un estímulo tan intenso que sobre pasa la sublimación. Mis ganas de escribir esta historia se enraizaban con mi eclecticismo impenitente, esta virtud con cara de vicio. Soy un ecléctico empedernido que se da el lujo de no pronunciarse porque sabe que se pronuncia y que se flota en la marea transferencial que lo transporta. Y, por otra parte tengo cierto talento de narrador. Esto para decirles ; considero a mi FREUD, envejecido en barril, como el mejor vino, quizás porque es el más herético, como su modelo. Hay demasiada azúcar en Gay, demasiada idealización en Jones. Evidentemente, ninguno de nosotros es Corot no Rousseau.

N.O. : ¿Qué hay de nuevo en esos volúmenes ?. ¿Ud. aporta revelaciones ?

Em. Rodrigué : Nada desde el punto de vista de los archivos. La novedad proviene de mi modo de mirar a Freud.

Soy un analista de la quinta generación. Abraham fue mi «abuelo». He visto a Jones, irónico, polemizar en relación a los trabajos de Bion y Balint. Fui vecino de Melanie Klein en Clifton Hill y participé en los seminarios de Rickman y Anna Freud. Tomé te con Alix Strachey, servido por la Sra. Lindon, bibliotecaria del Instituto Británico de Psicoanálisis.

Trabajé durante tres años en la misma clínica que Erikson y Rappaport. Fui un joven analista de tiempos pasados, soy un viejo analista del presente. Durante los seis años en los cuales escribí esta biografía, me identifiqué totalmente con Freud, y he sido analizado por él noche y día. Me he interpretado lo interpretante.

Mi ideal es el de entrar en una armonía envolvente existencial, poética, histórica y retórica, como aquel que afina un instrumento, más allá de la simbiosis. Es un ideal alquimista, lo se. Pero bien sopesado, a diferencia de la historia, la biografía es el arte de ser otro. Esta identificación fascinada y fascinante, no se encuentra así, por azar de una noche. A veces pienso que se trata de una iniciación. La idea de posesión no está ausente… En fin estoy seguro de una cosa : ya no soy el mismo.

N.O. : En Argentina Ud. tiene el aura de un disidente : ¿por qué ?

Em. Rodrigué : En mi país muchos me aman o me detestan, y me pregunto por qué. ¡No soy ni tan amable ni tan detestable !. Esto proviene sin duda del episodio del movimiento PLATAFORMA, un grupo efímero fundado en 1969, durante el Congreso Psicoanalítico en Roma. Bajo el lema «Liberación Social e Individual», treinta y dos analistas argentinos, con cuatro didactas a la cabeza, han renunciado a la API para denunciar sus métodos de formación de analistas. PLATAFORMA fue un movimiento violento e inmaduro, pero hubo gran impacto en las instituciones psicoanalíticas : en USA, Suiza, Italia y América Latina, abrirían por último las puertas a los psicólogos.

N.O. : ¿Cuál ha sido el destino del psicoanálisis en Argentina ?

Em. Rodrigué : Ha contribuido al destino del psicoanálisis en general. Creo sinceramente que PLATAFORMA ha hecho la diferencia : hay que comprendernos, somos un raro país, pueblo extraño nosotros los argentinos, mezcla rara de camaleón y de melancolía picaresca.
Somos, como los japoneses, excelentes clonadores de culturas extranjeras. No tenemos el talento nipón pero, modestamente, como diría Vittorio Gassam : nos defendemos bien.
Hemos sabido asimilar de maravilla las producciones culturales europeas. Nuestra geografía y nuestra historia nos sitúan en una posición, digamos, versátil. Somos bicéfalos, con un ojo hacia Europa mientras que el otro es mucho más umbilical, más criollo. En este sentido ; Brasil, Uruguay y Chile son nuestros hermanos y comparten nuestro talento y debilidades. Es necesario recordar que Argentina ha producido analistas importantes tales como : Pichón-Revière, Marie Langery, Juan David Nasio.

N.O. : ¿Por qué Ud. Vive en Bahía, en Brasil, y no en su país natal ?

Em. Rodrigué : Si yo le hablara de Bahía, con su magia y belleza, todos los analistas franceses querrían vivir aquí y hacerme la competencia !.

N.O. : ¿En qué el pensamiento freudiano le ha parecido determinante en la orientación de toda su vida?

Em. Rodrigué : Comencé el análisis muy temprano y me sumergí en el diván en cuerpo y alma. Como resultado : pienso psicoanalíticamente, escribo psicoanalíticamente, psicoanalizo psicoanalíticamente y cortejo psicoanalíticamente. No soy un disidente del psicoanálisis, sino sólo un disidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional.

N.O. : Después de la íntima relación que significa un trabajo biográfico. ¿En qué términos se encuentra Ud. Con Freud ?. ¿Lo ama ? ¿Lo detesta ?

Em. Rodrigué : Amo su valentía especulativa en «Más allá del principio del placer». Detesto su politiquería en 1914. Amo sus cartas a su novia